sábado, 12 de abril de 2008

Un escudo contra las radiaciones

Fuente: Publico.es.

La radioterapia es una herramienta esencial para el tratamiento del cáncer, pero tiene una gran pega: además de destruir las células cancerosas, daña también las células del tejido sano; sobre todo, del sistema digestivo, la médula ósea y el bazo. Pero este efecto nocivo de la radiación podría tener los días contados si un fármaco experimental, que por el momento ha probado su eficacia en ratones y monos rhesus y comenzará a ensayarse este año en personas, funcionara también en seres humanos en el futuro. De la misma forma, su aplicación podría rebasar el ámbito médico, ya que los padres del medicamento creen que podría ser de utilidad para neutralizar los efectos de las radiaciones procedentes de una bomba sucia o del accidente en una instalación nuclear.

El fármaco, denominado CBLB502 y desarrollado por un grupo de investigadores dirigido por Lyudmila Burdelya, del Instituto Oncológico Roswell Park de Buffalo (EEUU), evita que las células gastrointestinales y de la médula espinal sean destruidas, sin rebajar el efecto de la radioterapia sobre el tumor.

Tal como describen los investigadores en la revista Science, este medicamento radioprotector funciona utilizando las mismas armas que las células cancerígenas. En concreto, emula el mecanismo que utilizan éstas para evitar el proceso de muerte celular programada o apoptosis, lo que consiguen activando el factor de transcripción NF-kB, un tipo de proteína que juega un papel clave en la respuesta celular a agentes infecciosos como regulador de la respuesta inmune y que puede dar lugar al crecimiento celular incontrolado y, por tanto, al cáncer.

Según uno de los autores, el genetista Andrei Gudkov, “muchos en el terreno de la oncología están tratando de inhibir el factor NF-kB en células tumorales para llevarlas al suicidio, así que nos planteamos hacer lo contrario en células normales, con el fin de que sobrevivan a la radiación”.

El medicamento, que evita también la carcinogénesis asociada a veces a las radiaciones, se ha desarrollado a partir de la flagelina, una proteína que forma parte del flagelo de las bacterias del tipo de la Salmonella y que, al entrar en contacto con otra proteína de la supericie celular, llamada TLR5, hace que el factor NF-kB se active.

La compañía titular de la patente, Cleveland BioLabs, considera el producto un tratamiento complementario a la radioterapia, aunque espera poder vendérselo a los Gobiernos para afrontar un ataque terrorista con material radiactivo o un accidente nuclear.

La ‘prueba de fuego’

A juicio del presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), Ismael Herruzo, si al final resulta efectivo en personas, este fármaco será “estupendo”, porque permitirá no sólo reducir el daño de la radioterapia en el tejido sano, sino administrar a los tumores la dosis de radiación adecuada, algo que en algunos tipos de cáncer no ocurre, debido a la toxicidad que tiene la técnica sobre el sistema digestivo y la médula ósea. No obstante, Herruzo cree que hay que ser cautos, ya que el fármaco debe superar todavía la prueba de fuego, es decir, la fase clínica de experimentación, para demostrar su eficacia en seres humanos.

Por otro lado, según Preet Chaudhary, de la Facultad de Medicina de Pennsylvania, el fármaco podría servir también para otras enfermedades donde hay apoptosis, como los desórdenes degenerativos.

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