miércoles, 20 de agosto de 2008

La ciencia da su veredicto sobre los tratamientos contra las arrugas

Fuente: La Nacion.

Las panaceas que prometen borrar arrugas abundan, pero ahora existe evidencia sólida acerca de cuáles son los tratamientos efectivos contra el envejecimiento de la piel. La clave es el mayor conocimiento sobre el tejido conectivo de la piel (colágeno dérmico) y la confirmación de que es la alteración de las propiedades mecánicas del colágeno externo de las células cutáneas la que produce las arrugas.

Una revisión que acaba de publicarse en The Archives of Dermatology concluye que sólo tres tratamientos antienvejecimiento demostraron ser clínicamente efectivos: la aplicación tópica de retinol, el rejuvenecimiento facial con láser ( resurfacing) de dióxido de carbono (CO2) y las inyecciones de ácido hialurónico. Todos dependen del mismo mecanismo, que es la interacción de las células de la piel (fibroblastos) con el colágeno que producen.

Según sus autores, teoría y práctica respaldan estos tratamientos. Los fibroblastos segregan un grupo complejo de polisacáridos y proteínas que forman el colágeno, que le da forma y elasticidad a la piel, y soporte a los vasos sanguíneos que la atraviesan. La red de tejido de colágeno depende de su tensión mecánica con esas células cutáneas.

La piel se deteriora a medida que envejece y su exposición a la luz solar inhibe la capacidad de los fibroblastos de producir colágeno. Las manos, la cara, el cuello y la parte superior del tórax sufren más que el resto de la piel, y la pieles más claras se arrugan más rápido que otras. El daño, escriben los autores, es una versión acelerada del envejecimiento cronológico. La radiación ultravioleta induce la producción del mismo tipo de enzimas que degradan el colágeno a medida que pasan los años.

A partir de los 30

Las fibras de colágeno duran unos 30 años. Pero con el envejecimiento y la exposición ultravioleta se deterioran y se fragmentan, y el colágeno fragmentado impide la función de los fibroblastos que lo crearon. A medida que el colágeno fragmentado se acumula, se reduce su producción, se debilita la conexión entre los fibroblastos y el colágeno, y la piel comienza a arrugarse.

Existen tratamientos que combaten ese proceso. Las aplicaciones tópicas de retinol (vitamina A) fueron las primeras en demostrar utilidad. Aunque sus efectos moleculares no se comprenden del todo, el retinol hace que se forme nuevo colágeno en la piel cronológicamente envejecida y en la dañada por la luz ultravioleta.

Las cremas con retinol se venden sin receta, pero muchas no indican con qué concentración. "Muchos productos sólo indican que contienen retinol o vitamina A, sin más precisión -dijo Gary Fisher, autor principal de la revisión y profesor de dermatología de la Universidad de Michigan-. Es suficiente una concentración del 0,2 al 0,6 por ciento." Esas preparaciones poderosas pueden tener un efecto secundario: la dermatitis retinoide. De ahí el consejo de suspender su uso ante una erupción.

El retinol también vuelve a la piel más sensible al daño por la luz ultravioleta, por lo que se debe usar protección solar. "Los productos de venta libre están sobre la delgada línea que separa los efectos positivos de los adversos -opinó Fisher-. Por eso, muchos mantienen intencionalmente las concentraciones demasiado bajas como para proporcionar algún beneficio."

El resurfacing con láser de CO2 es otra terapia bien probada contra las arrugas. El láser remueve láminas delgadas de piel sin dañar los tejidos circundantes y, a medida que las heridas cicatrizan, se produce colágeno nuevo. En el medio, el tratamiento produce metaloproteinasas de la matriz (MMP, por sus siglas en inglés), una enzima que destruye el colágeno fragmentado y lo reduce para que se genere material de reemplazo. El procedimiento ayuda a eliminar cicatrices, marcas de nacimiento o tatuajes.

La curación demora dos o tres semanas. Las heridas se limpian con solución salina o vinagre diluido que previenen las cicatrices. En la mayoría de los casos, se necesita una sola sesión y su resultado dura varios años.

El tercer tratamiento efectivo es la inyección de una forma de ácido hialurónico similar a la que la piel produce normalmente, en la dermis que se encuentra por debajo de las arrugas. A medida que la inyección estira la dermis, los fibroblastos responden con una producción mayor de colágeno y menor de MMP.

En muchos casos, ese aumento del colágeno se puede ver al mes de la inyección; los efectos duran unos seis meses. Según el equipo, ese tipo de ácido hialurónico no es el que contienen algunos productos cosméticos de uso tópico, que no estimulan la producción de colágeno.

Sin embargo, ¿compensan sus riesgos los beneficios de estos tres tratamientos? "Depende de qué problema percibe la persona y cómo quiere manejarlo -dijo Fisher-. Para estos tratamientos, que tienen respaldo científico, y para las personas que quieren verse mejor, los beneficios claramente superan todo riesgo."

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